1º Viernes de marzo: A Jesús
Desde las 11,30 horas de la noche las puertas de la Basílica se abrirán para dejar paso a los fieles que esperan en la puerta del templo para ser los primeros en besar los pies del Cristo, rezarle o participar en las Eucaristías. La primera de ellas comenzará a las 12,00 de la noche, la siguiente a las 12,30 horas, y otra a la 1,00. Hasta las 6,00 horas de la madrugada, las Eucaristías se celebrarán cada hora, y desde las 6,00, durante todo el viernes, habrá Misa cada media hora. En total, se celebrarán cerca de 30 Eucaristías, hasta las 21,00 horas. Todos los esclavos pueden subir a besar al Cristo.Como todos los años, asistirá a una de las Eucaristías una representación de la Casa Real.
Jesús de Medinaceli :
La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, pertenece a la Escuela Sevillana, taller de Juan de Mesa o alguno de sus discípulos: Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. Tallada en la primera mitad del siglo XVII en Sevilla, fue llevada por los Capuchinos a la plaza fuerte de Mehdía o Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles. En abril de 1681, cae prisionera de los moros, la arrastran por la calles de Mequinez, y la rescatan los Trinitarios, llegando a Madrid en el verano de 1682. Llega con fama de milagrosa. Ese mismo año se organiza la primera procesión a la que asiste el "todo Madrid", pueblo fiel, nobleza y casa real. Desde entonces todos los años, en la gran romería del primer viernes de marzo, asiste algún miembro de la familia real a rezar al Nazareno. Debido a diversos avatares históricos, la imagen ha recorrido varias iglesias de Madrid y en los años 1936-1939 fue trasladada a Valencia, Cataluña y Francia, para terminar en Ginebra (Suiza), participando juntamente con todo el tesoro artístico español en una gran exposición de arte en el Palacio de la Sociedad de Naciones. Terminada la contienda española regresará a su iglesia de la plaza de Jesús, en Madrid, donde es visitada continuamente por sus fieles y seguidores.
Veneración :
Los viernes son días especiales para venerarla. La Iglesia recuerda en ese día la pasión y Muerte de Cristo, y desde el principio se vio que los madrileños se acercaban ese día en mayor número a reconciliarse con Dios, a participar en la Eucaristía y a besar el pie de la imagen del Nazareno. La Efigie representa el momento en que Pilatos, dirigiéndose al pueblo judío, le dice: "Ecce Homo, he aquí al Hombre". En la jornada del Viernes Santo, el Cristo de Medinaceli devuelve la visita a los madrileños en una emocionada e impresionante procesión que presencia medio millón de personas.
Iglesia-Basílica de Jesús de Medinaceli
La Iglesia actual de Jesús de Medinaceli fue consagrada solemnemente el 21 de noviembre de 1930 por el obispo de Madrid D. Leopoldo Eijo Garay. Habían precedido varias capillas a lo largo de los siglos, donadas por los Duques de Medinaceli. La iglesia fue erigida en parroquia el 26 de enero de 1966 por el obispo D. Casimiro Morcillo. El Papa Pablo VI elevó el templo a Basílica menor, el 1 de septiembre de 1973.
Primer viernes, de encuentros evangelio y la vida están llenos de encuentros con Jesús. Nos hablan de El, conducen hacia El. Nos orientan. No nos piden que vengamos a sus plantas para arrojar unas súplicas a sus pies. Se nos pide sencillamente que vengamos a El, a su encuentro.
El encontradizo
A lo largo del Evangelio hallamos encuentros llamativos.
De una manera especial me choca el que tuvo Jesús con la samaritana. No nos queda de ella ni el nombre. Es la samaritana. Nada más. Una mujer anónima.
Cada día acude a aquel pozo porque necesitan beber ella y los suyos. Aquella mañana halla a un forastero sentado en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Llega una mujer a sacar agua. ¡Así se produce el encuentro de Jesús y la sa maritana! Ella también llega cansada. Desearía liberarse del cansancio, del peso, del vacío.
Jesús le habla. Comenzó sembrando inquietud en la mujer. Jesús pasa a ser el que ofrece, el que hace alusión a un don misterioso, y de pronto le ofrece una pregunta y una afirmación: "¿Esperas al Mesías? Pues bien, yo soy, el que habla contigo"
por lo que tú nos has dicho; nosotros mismos le hemos oído y estamos convencidos de que éste es de verdad el Salvador del mundo". Ha habido encuentros. Con la samaritana y luego con los samaritanos.
¿Consecuencia? La conversión de ella... y de ellos.
E! buscado
El nombre de quien tanto se habla ha llegado a Jericó. Se va abriendo camino sin títulos ni apellido: Jesús de Nazaret.
Le acompaña una sospecha: ¡Podría ser el Mesías prometido!
Su eco llega hasta al banco de los tributos, donde Zaqueo cuenta dinero, sufre y sueña. San Lucas nos lo presenta: "Había allí un hombre llamado Zaqueo".
Al oír que Jesús está en Jericó, cierra la oficina a toda prisa y corre en su búsqueda. Se va acercando por detrás del gentío. Su estatura le impide ver. Buscando un recurso llega a las afueras de la ciudad a un lugar conocido: un viejo sicomoro al que había trepado tantas veces siendo niño. Ahora también se eleva hasta allí.
El gentío va pasando. Por fin Zaqueo ve que llega Jesús, que se detiene junto a él, justo debajo de él... Jesús levanta su mirada hacia el árbol y, como si se tratara de un viejo amigo, le dice: -"Zaqueo, baja rápido. Hoy quiero hospedarme en tu casa".
Así se produce el encuentro, la comida familiar. De pronto Zaqueo, se pone de pie y dice:"Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y, si a alguno le he defraudado, le devuelvo el cuádruple".
Era la conversión, consecuencia del encuentro.
La fe parte de un encuentro. Todo encuentro debe producir cambios. Una fe que no transforma es falsa. Nadie puede dejar que Jesús entre en su vida sin comenzar todo un programa de cambios. Primer viernes de marzo. Un día de encuentros. Jesús y nosotros. ¿Debemos cambiar? Los cultos de ese día se celebran en la Cripta.
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